sábado, 8 de mayo de 2010

El Valle restaura la Clámide del Cristo de la Coronación de Espinas


Tras un detallado estudio inicial, han comenzado los trabajos de restauración de una singular obra, probablemente bordada en 1805 por Antonia Bazo, entonces camarera del Cristo de la Coronación de Espinas, titular de la Archicofradía del Valle. La antigua clámide cubría los hombros de Jesús en el momento de la coronación, cuyos bordados en oro fino con motivos florales y de granadas, aludiendo a la redención, son quizá únicos en la iconografía de la Semana Santa de Sevilla, enriquecidos por chapetas, lentejuelas y espejuelos (el paso donde procesiona esta imagen de Agustín de Perea de 1687 es conocido como “de los espejitos”).



El terciopelo burdeos, “pasado”, con roturas y zurcidos en casi toda su superficie consta de piezas tejidas que conforman una línea en todo el perímetro y, por otro lado, de bordados en forma tallos y hojas, que constituyen la parte más importante y están realizados con canutillos, lentejuelas y pasadas de brizcaos directas sobre el terciopelo. El perímetro de la clámide, denominada entonces “muceta”, se encontraba inicialmente tachonado con una lentejuela de formato original. El conjunto resulta una pieza de singular concepción de espacios, entre el barroco y el neoclasicismo, y uno de los escasos ejemplos de tejidos bordados de esta época en Sevilla.

En los talleres de bordados “Fernández y Enríquez” de Brenes , se inicia la restauración de los bordados y, dado el estado del terciopelo actual, se plantea el transplante a un nuevo soporte, conservando la práctica totalidad de los tallos y reutilizando lentejuelas y espejuelos originales. La clámide conservará su forma y trazado original, así como la tonalidad del nuevo terciopelo de seda, procedente del exclusivo y prestigioso taller de brocados y tejidos “Tassinari” en París, donde se confeccionan piezas únicas en los mismos telares del siglo XVIII.

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