lunes, 20 de abril de 2009

Retirado del culto el Crucificado de las Siete Palabras para su restauración por Pedro Manzano


El Crucificado de las Siete Palabras fue retirado del culto el pasado fin de semana para ser restaurado por Pedro Manzano.

Este retirada del culto ordinario se produjo el pasado viernes por la noche, aunque todavía no se ha trasladado esta imagen al taller del restaurador, sito en la calle Pureza, para realizar estas labores que durarán varios meses.

El próximo miércoles, 22 de abril, el Santísimo Cristo de las Siete Palabras se trasladará de forma privada al taller de Pedro Manzano. Previamente, se llevará a un centro de diagnóstico de la ciudad para hacerle un TAC y de esta forma saber con mayor precisión los problemas de esta talla, aunque ya existe un estudio previo.

En principio, Pedro Manzano, va a actuar sobre una fisura que se encuentra en la parte trasera de los muslos del Crucificado. Además se le realizará una limpieza general de la policromía de la imagen que se encuentra, en algunas zonas, muy deteriorada.

domingo, 12 de abril de 2009

Sábado Santo, broche de oro
















Sólo una fina lluvia en la mañana del Viernes Santo, cuando la Macarena enfilaba San Juan de la Palma, y otra al mediodía de ayer Sábado Santo, hicieron pensar en que podría estropearse de nuevo una Semana Santa. No fue así. La jornada de ayer, como cada año, fue la de la nostalgia y la melancolía, pero con mucha gente en las calles.

Abría el día —y el cielo— la Esperanza Trinidad. Con el recuerdo constante a su hermano mayor fallecido el año pasado, José Gómez Luque —un crespón negro y su vara dorada en la delantera del paso de palio servían de homenaje—, se ponía en la calle la hermandad más numerosa y con más horas del día. Otro recuerdo fue la interpretación de la marcha «Requiem», acompañada por tambores fúnebres tanto en la salida como en la Campana, a cargo de las Cigarreras que iba detrás del Decreto. Una banda, junto con la de las Tres Caídas, que sonaban casi mejor que el primer día.

Al igual que en los Servitas, la junta de gobierno se reunió en cabildo de oficiales para conocer un parte meteorológico que preveía un riesgo del treinta por ciento hasta las 20 horas, que no inquietó sobremanera. De hecho, no sólo el parte se cumplió, sino que el tiempo dejó de ser el protagonista, al igual que durante toda la semana. El estreno más importante del Sábado Santo venía de la mano de la austera cofradía de los Servitas.

La Virgen de la Soledad lucía el manto y saya a juego bordados por Jesús Rosado bajo diseño del «alma mater» de la corporación: Dubé de Luque. Piezas que hacían mucho más completo al paso de palio, ya que antes parecía inacabado. La imponente Piedad de Montes de Oca salió por última vez antes de ser restaurada en el IAPH. Una cofradía, la de los Servitas, que trajo la austeridad a un día que, hasta hace tiempo, era de gloria, de felicidad…
Sólo había que cerrar los ojos y ponerse bajo el paso de palio de la última Esperanza de la Semana Santa para creer que todavía no había acabado. Desde que se alargaron las bellotas, el sonido evocaba a un Domingo de Ramos debajo de otra Esperanza, la de San Roque, donde el golpe con los varales son la mejor nota musical.
El paso del Decreto, al contrario de lo que solía suceder normalmente, lucía flores rojas —anturium y claveles de este color—. Un misterio que ha mejorado en su forma de andar, muy parecida a la de San Gonzalo.

Sonaba «El Embrujo de Triana» tras el Cristo de las Cinco Llagas y algún músico besaba la foto de su gorra marinera. Y es que todavía estaba candente la pasada Madrugá.

Por San Gregorio, una multitud se agolpaba para ver al cortejo cívico-militar-religioso del Santo Entierro en la salida, ya que es el único momento en el que todo el mundo puede ver el paso de esta cofradía al completo. Lleno de detalles, este «evangelio andante» de cofradía, puede ser la más entretenida de ver en la calle.
Jugar a adivinar las distintas representaciones es tradición desde niños. Niños como los que iban en el cortejo portando los símbolos pasionistas. Llamaba la atención, también, la cantidad de nazarenos que trajeron la Macarena, Pino Montano, Jesús Despojado y la Esperanza de Triana. Y eso que el Santo Entierro solicita que sólo vayan cinco miembros de cada una.

«Niño no te santigües con este paso», le reñía una madre a su hijo al paso de la Canina. Tras la Urna, la Banda Municipal, que no cesó de interpretar marchas por todo el recorrido. Estrenos en la Campana de «Iesus Nazarenus» y de «A la derecha del Padre», las dos marchas ganadores en los concursos de Sevilla Tv, Memorial Font de Anta. Se levanta la Carrera Oficial cuando pasa el cardenal. ¿Será la última vez que presida el Santo Entierro?

Con la Soledad se demuestra que una cofradía austera puede también ser de barrio. Y tanto. Muchos niños en el cortejo que se resarció de la imagen de ver tapada a su Virgen por un plástico el año pasado. Recuerdos de los Ariza a la familia de Marta en una levantá. «Eres la paloma blanca y divino broche de oro que cierra la Semana Santa», rezaba una saeta.

El año que viene, probablemente, dejarán de ser cuatro cofradías —el Sol prácticamente seguro se incorporará a la nómina y, con menos probabilidad, la Resurrección—.

Entra la Soledad. Se tocan las puertas de San Lorenzo. «Salud y hasta el año que viene». Triste melancolía para el final de esta feliz Semana Santa. «Mors mortem superavit», la Semana Santa supera a la lluvia. Feliz Pascua.

El corazón de la Semana Santa













Debe mantenerse intacto; sin que lo toquen. La tarde del Viernes Santo es el corazón de la Semana Santa al que hay que dejar andar, como hace siglos, sin experimentos. Las cofradías están medidas. Desde la Carretería - que ayer estreba las bambalina interiores laterales de su palio - hasta la Mortaja que cerró una jornada con más de 25 minutos de retraso.

La Soledad de San Buenaventura procesionaba en su paso que, en la jornada de ayer, no contaba con las habituales escaleras que se suelen apoyar en la cruz. Después de infinitos intentos por salir en procesión con el Crucificado de la Salvación, la dolorosa de San Buenaventura fue, más que nunca, Soledad.

Triana vino de la mano del Cachorro - ayer sin corona de espinas ni potencias- y del Nazareno de la O. San Isidoro, por su parte, procesionó, por última vez con una estéica que puede verse el próximo año modificada si la hermandad decide sumar los dos ángeles redescubiertos de Ruíz Gijón a la ornamentación del paso del nazareno.

Montserrat interpretaba en la Campana, tras su paso de palio, la marcha "Siempre en el recuerdo", dedicada al maestro Pepín Tristán y finalista del Memorial Font de Anta, convocado por Sevilla TV.

En el palco de la Plaza de la Campana estuvo el Alcalde de la ciudad, Alfredo Sánchez Monteseirín que compartió con el Presidente del Consejo de Hernandades y Cofradías, Adolfo Arenas toda la tarde del Viernes Santo.

Brilló la Madrugá en una noche de incertidumbre













La Madrugá se cerró en la Carrera Oficial, aunque con retrasos, con mejor balance del pasado año. El Silencio puso su cruz de guía en la Plaza de la Campana a la 1:20 de la madrugada. El Gran Poder regresó a su túnica morada lisa, dejando el aroma de los siglos que pesan sobre su imagen.

El Señor de la Sentencia arrancó la primera ovación de la noche Lucía la túnica de Juanita Reina diseñada por Castilla. La Macarena, con marchas clásicas – Aniversario macareno, Pasa la Macarena, Coronación de la Macarena… - produjo un revuelo en la Plaza. Lucía el manto de la coronación y una belleza templada provocó los numerosos piropos a su belleza.

El Calvario, austero, produjo ese punto de inflexión entre las dos ciudades; la del silencio y el clamor. En la Campana, se volvió a encontrar con el nazareno del Silencio cuando éste cruzaba la Plaza del Duque para llegar a su templo.

El Cristo de las Tres Caídas llegó con la túnica bordada por Santa Bárbara. Llamó la atención que todo el exorno floral del paso estaba compuesto por lirios. Su llegada a la Plaza de la Campana fue brillante marcada por una levantá a pulso al compás de “La Pasión”, la marcha del cuarto centenario. No hubo paso atrás como en otra ocasiones aunque, levantó, igualmente, a toda la Campana. La Virgen, por su parte, estrenó la marcha “Viva la Esperanza de Triana”, del maestro Puntas.

Los Gitanos llegó a la Carrera Oficial con el ánimo de igualar el nivel de años anteriores lográndolo con creces con marchas como Saeta, Virgen de las Angustias, Y al tercer día… El paso de palio le dedicó su llegada a la Campana al costalero fallecido, Fernando Hurtado.

Incertidumbre
La noche estuvo marcada, igualmente, por la incertidumbre al conocerse que un varón había sido apuñalado en el Puente de Triana. Igualmente, se registraron diversas avalanchas y carreras en diversos puntos de la ciudad: templo del Valle de los Gitanos, Magdalena, calle Feria y O’Donell; sin conocerse los motivos concretos de cada uno de los casos.

jueves, 9 de abril de 2009

Miércoles Santo en Sevilla




















El buen tiempo acompañó una jornada más en un Miércoles Santo que pasará a la historia por dos de las grandes novedades de la Semana Santa de 2009: la primera llegada a la Carrera Oficial de la Virgen del Carmen Doloroso y la Virgen de Regla con el palio azul de la Estrella. Un cielo azul, el de ayer, reflejo de azul marinero en la calle Feria, azul baratillo en el Arenal y azul Triana con el palio de Juan Manuel. Todo excleente, pero... el Miércoles Santo volvió a demostrar que no funciona con su actual estructura porque, al final, fue víctima del colapso. Pescadilla en Orfila.

Carmen Doloroso
«La gente marinera de la calle Feria». Así animaba el capataz a los costaleros de la Virgen del Carmen. Y es que el de ayer fue un día histórico para la corporación, con el estreno del paso de palio, que iba acompañado por miembros de la marina, al igual que ocurre cada Madrugá en Triana. A su salida por la difícil ojiva de Omnium Sactorum, le cantaron la «Salve Marinera». Otro de los momentos estelares fue la entrada en Campana a los sones de «Esperanza de Triana Coronada» mientras que desde el edificio Ocaso le tiraban miles de pétalos, que daban la bienvenida a este nuevo paso. La Esperanza también estuvo presente en la delantera del palio, con una réplica en plata y marfil y con una toca de sobremanto que fue cedida para la ocasión. Al igual que sucediera el año pasado con la Virgen del Rosario del Polígono, la hermandad dejó en el palquillo ocho escapularios carmelitas como ofrenda a las dolorosas del día. Francisco Berlanga, el escultor que la talló hace veinticinco años, presenció la entrada en Carrera Oficial muy emocionado. Por otro lado, a pesar de que ha aumentado este año en cierta medida el cuerpo de nazarenos, en los tramos del Señor sólo había 75 y en el palio algunos más para impedir que las dos bandas de música se entremezclaran.

La Sed
Otra novedad venía desde Nervión: el Crucificado de la Sed procesionó por primera vez con corona de espinas y potencias, que lo hacía parecer más completo. Una corporación que celebraba el XXX aniversario de la primera estación de penitencia y el XL de su fundación. La hermandad repartió 50.000 estampas con la oración de Juan Pablo II en favor de la vida. Otro homenaje, esta vez a Engelberto Salazar, hermano fallecido de la corporación y ex delegado de día, en la levantá del Cristo en la Campana. A los marineros de la Virgen del Carmen, se le sumaban los de la Banda de San Juan Evangelista —posteriormente también los de las Tres Caídas en la Lanzada—. Desde Nervión, se volvió a obrar el milagro de traer a una de las cofradías con mayor distancia y más tiempo en la calle.

San Bernardo
Con San Bernardo comenzó el retraso. Dos mil nazarenos, más que nunca, vinieron desde el barrio de los toreros acompañando al portentoso Crucificado de Andrés Cansino, procedente de la Escuela de Cristo. El clasicismo de la canastilla del paso del Señor dejó una vez más patente la elegancia de esta cofradía. Un barrio, el de San Bernardo, entregado con el Cristo de la Salud y la Virgen del Refugio, acompañados como es tradicional por soldados de Artillería, en la nostalgia de una fábrica que se derrumba sin remedio en el olvido de las administraciones.

Buen Fin
Cuarenta cajas de pétalos amarillos, rojos, blancos y morados fueron lanzados desde las ventanas del edificio de Ocaso al paso de la Virgen de la Palma Coronada, regalo de un grupo de hermanas de la corporación. Flores que el año pasado no pudieron lanzarse a esta Virgen de la Palma Coronada, y que se distribuyeron entre la Macarena y la Esperanza de Triana —en Santa Ángela y Vázquez de Leca respectivamente—. Rosas rojas para otro de los Crucificados del día, el del Buen Fin, que fue acompañado por la Centuria de media etiqueta, ya que la próxima vez que toque lo harán vestidos de armaos. Homenaje a las víctimas del terremoto de Italia y a los no nacidos y donantes de órganos. De vuelta, el colapso en Orfila impedía que pudiera pasar desde Cuna, hasta que no dejó paso Los Panaderos.

La Lanzada
El poderoso paso de la Lanzada entró ya con quince minutos de retraso en Carrera Oficial, pero lo hizo sobre una alfombra de flores que habían dejado las dolorosas del Carmen y la de la Palma. Efemérides también por San Martín, cuya Virgen cumplía el bicentenario de su hechura. Más elegante que nunca el movimiento de las caídas también neogóticas de este paso de palio, desde que le cambiaron hace dos años la estructura de los varales, sacándolos de la canastilla, lo que le da menos holgura y un movimiento mucho más «fino».

El Baratillo
Primera vez que salía la Caridad como dolorosa coronada. Una hermandad que tuvo en todo momento en el recuerdo al acólito fallecido Pedro Dormido. Homenajes para el joven en levantás y en la rosa roja que José Luis Cantalapiedra, delegado del Viernes Santo y ex hermano mayor del Baratillo entregó al periodista Víctor García Rayo para que la portara en la mano mientras iba vestido de nazareno en el primer tramo. Más rosas rojas en el monte de la Piedad. La Caridad volvió a poner «boca abajo» la Avenida, con una impresionante chicotá. En la Campana, el delegado del Miércoles Santo recogió, con lágrimas en los ojso, otro homenaje en forma de levantá y marcha —«Salve a Nuestra Señora de la Salud», dedicada a su Virgen de San Gonzalo, cuya letra cantó emocionado—.

El Cristo de Burgos
Empezaba la «pescadilla que se muerde la cola». Casi media hora de parón tuvieron que soportar los nazarenos que venían de San Pedro. De hecho, al igual que sucediera previamente con uno del Baratillo, un nazareno tuvo que ser trasladado en camilla por un desvanecimiento. Este parón conllevó a que en el Duque coincidieran en cada punto tres pasos: los dos del Cristo de Burgos y el nazareno de la Divina Misericordia de las Siete Palabras. La Virgen de Madre de Dios de la Palma lucía una preciosa palma de oro, rubí y brillantes en el tocado.

Siete Palabras
Un pequeño incidente generado en la salida del palio no impidió que los hermanos de esta centenaria hermandad realizara una magnífica estación de penitencia. El calvario de las Siete Palabras, devolvió a Sevilla a tiempos decimonónicos. De vuelta, en el Banco de España tuvo que esperar a que pasaran Los Panaderos.

Los Panaderos
La calle Orfila quedó saturada por el parón. Gracias al rodeo que acordó hacer la hermandad, no tuvieron impedimento para sacar la cofradía. Se completaba, sin embargo, la citada «pescadilla» cuando el Buen Fin y, detrás, La Lanzada, tuvieron que esperar a que saliera. El paso de misterio no cambió en demasía su forma de andar con Garduño. El palio de la Estrella, aunque con un moviemiento extraño al tener unos centímetros de diferencia entre los varales y las caídas, fue el otro estreno.