jueves, 26 de febrero de 2009

Cinco Llagas que habrn la Cuaresma. . .







Si la Hermandad de la Trinidad es la que cada año cierra la Semana Santa, al entrar la Virgen de la Esperanza en su templo en plena noche de la recién estrenada Pascua de la Resurrección, también es la que abre la cuaresma. Ayer, miércoles de ceniza, tuvo lugar el tradicional vía crucis con la imagen del Santísimo Cristo de las Cinco Llagas, que como siempre, realizó un recorrido puramente conventual.

En torno a las nueve de la noche cruzaba la comitiva trinitaria el dintel de la iglesia para rezar las catorce estaciones que componen este ejercicio. La temperatura fue bastante agradable, aunque la asistencia de fieles al piadoso acto fue reducida, lo que, sin duda, le otorga bastante intimidad a este culto al que acuden aquellos que de verdad sienten el sentido de la oración. No sobraba nada, pero tampoco le faltaba.

Este año, además, la imagen que tallase Álvarez Duarte no fue portada directamente por los hermanos y devotos, pues estrenaba una sencilla parihuela, que hacía más cómodo el desplazamiento del sagrado titular, además de ofrecer una mejor visibilidad.

Por conventos y capillas
Este vía crucis se caracteriza por la cantidad de órdenes religiosas y templos que visita cada año. Así, pasó ante la puerta del Beaterio de la Santísima Trinidad, se detuvo ante la casa en la que nació Santa Ángela de la Cruz, y continuó en busca de los Conventos de Santa Paula y Santa Isabel, para llegar a la capilla de los Servitas, en la que cada primera noche cuaresmal se vive uno de los momentos más emotivos del recorrido que realiza el Cristo de las Cinco Llagas. Más tarde fue en busca de la Parroquia de San Román, y callejeando en torno a la calle Sol, arribar al Santuario de la Hermandad de los Gitanos, donde ya se palpa la inminencia de la llegada del próximo lunes, cuando el Señor de la Salud acuda a la Catedral para presidir el vía crucis de todos los cofrades.

Cerca de las doce de la medianoche volvía la imagen cristífera a su sede canónica, depositándose la talla ante la mirada de la Esperanza de la Trinidad, aguardando la llegada de este fin de semana, en el que tendrá lugar el solemne besapiés del crucificado.

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