lunes, 6 de abril de 2009

La «conjura» del Consejo para cumplir los horarios se cumplió a la perfección




















Una jornada de Domingo de Ramos que, si se escribiese en un guión, no saldría igual. Porque en lo referente al cumplimiento de las cofradías en cuanto a tiempos de paso por Carrera Oficial, se puede decir que fue modélico. Sí es verdad que hubo algunos minutos de retraso a lo largo del paso de las corporaciones, pero éstos fueron recuperados por las que venían detrás, de tal manera que al final del día ese retraso fue imperceptible. Parece que ha hecho mella, al menos en el Domingo de Ramos, esa especie de «conjura» que hubo en Cuaresma cuando el Consejo de Cofradías reunió a los hermanos mayores y diputados mayores de gobierno de todas las cofradías para instarles a que el retraso, estos días, fuese el mínimo.

Y junto a ello, la multitud de llamadas de los capataces en favor de la vida y también en recuerdo de Marta del Castillo.

La Borriquita.
Con cinco minutos de adelanto se pidió la venia en Campana. Estreno en el palquillo de una mujer, la delegada de la Sección de Glorias Esther Ortego, que acompañó a Adolfo Arenas y a Carlos Bourrellier, además de a Francisco Vélez, delegado del Domingo de Ramos. Rito precioso el de la venia por un nazarenito, en este caso Ignacio de la Haza. Y luego, la voz del capataz al acercarse a la revirá para entrar en Campana y dedicar la entrada en Carrera Oficial «a los niños sevillanos que fueron concebidos pero que ya no pueden ver este Domingo de Ramos». Llamada, parecida, que se repetiría luego en otras corporaciones y que, sin duda, va a ser la tónica de esta Semana Santa.

Jesús Despojado.
Se apostaba la cruz de guía de Jesús Despojado casi en Campana cuando prácticamente acababa de pasar la de la Borriquita. A un muy buen ritmo discurrió la corporación de Molviedro, de tal manera que en algún momento llegaron a confundirse los sones de la banda del Sol —tras la Entrada en Jerusalén— con los de Virgen de los Reyes —Jesús Despojado—. En todo caso, las primeras ovaciones en Campana se las llevó el misterio, destacando la vestimenta del Señor, con la túnica blanca, la corona de espinas y las potencias. También volvió a sorprender el andar del paso de palio de la Virgen del Mayor Dolor, que suscitó la emoción tanto a su salida como a su entrada por la dificultad a la hora de atravesar la puerta de la capilla.

La Paz.
La más madrugadora, como siempre, fue de la Hermandad del Porvenir, barrio que vivía un espléndido Domingo de Ramos desde primeras horas de la mañana y que estallaba a partir de la una de la tarde. Llamada emotiva de Ernesto Sanguino a su entrada en Carrera Oficial a los costaleros del misterio: «Nosotros, que traemos la Paz, vamos a traer también la vida. Esta llamada va por todos los niños que no nacen». Quedó algo descolgado el palio —preciosa iba la Virgen de la Paz— en su entrada en Campana, si bien el esfuerzo fue importante para no perder tiempo. Impresionante la petalada con la que fue recibida la Virgen al inicio de la calle Sierpes. La cofradía volvió a vivir momentos extraordinarios por el Parque de María Luisa, tanto por la mañana como a la vuelta, ya de noche.

La Cena.
Había dejado La Paz cinco minutos de retraso —algo insignificante—, cuando Alejandro, un pequeño nazarenito de la Sagrada Cena, le decía a Adolfo Arenas que su hermandad «aplica las intenciones de esta estación de penitencia para que se respete la vida humana desde su concepción hasta la muerte natural». «A mí me parece muy bien —contestó el presidente—. Y díselo a tus papás, a tus abuelos y a tus amigos también». Qué bien anduvo el misterio de la Sagrada Cena, lo mismo que el paso de Humildad y Paciencia y el palio de la Virgen del Subterráneo, que recuperó —todo el conjunto de la cofradía— los cinco minutos de retraso.

La Hiniesta.
Quien más se «dejó ir» fue la Hiniesta, la cofradía del presidente del Consejo. Llamada por Marta del Castillo y por el nuevo Consejo. Antes de eso, el paso del Cristo de la Buena Muerte había andado con una finura tremenda y su revirá, sencilla y clara, fue modélica. Los nazarenos de la Virgen se pusieron de a tres para intentar no perder demasiado tiempo. Pero esta cofradía ha crecido sobremanera y al final, dejó nueve minutos de retraso. Para enmarcar «Estrella Sublime» con violines. El alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, acompañado el portavoz del PP en el Ayuntamiento, Juan Ignacio Zoido.

San Roque.
Este retraso se mantuvo hasta la llegada de La Estrella. Pero San Roque se esforzó, y de qué manera, por no dejar más tiempo de paso. Prestancia en el Señor de las Penas con la túnica bordada. Otra revirá en Campana sencilla y rápida de los Villanueva. Momento emotivo también cuando en el palio se llamó por Macarena, la hija de Manuel Rivera, quien fuese hermano mayor de esta corporación y que falleció hace unos meses. Detallazo también al sonar «Esperanza de Triana coronada» por el XXV aniversario de la coronación canónica de la Esperanza.

La Estrella.
Gente en San Jacinto desde las dos de la tarde. Tremendo el ambiente y el acompañamiento de Triana a sus imágenes en toda la estación de penitencia. Clamor ante el misterio del Señor de las Penas, que entró en Campana «trianeando» y explosión de júbilo a la altura de la iglesia del Santo Ángel, en calle Rioja, cuando «La Valiente» fue recibida con una enorme petalada en conmemoración del X aniversario de su coronación canónica. Y esfuerzo titánico de la cuadrilla de Pepe Luna, que recuperó el tiempo perdido de forma encomiable. En esos momentos salía del Salvador la Hermandad del Amor. Contrastes tremendos de este Domingo de Ramos.

Amargura.
Un deleite para los sentidos cuando se hacer presente el palio inigualable por la puerta de San Juan de la Palma. Amargura en todo su esplendor, con ese andar impresionante y con su marcha, si bien por Trajano, a los sones de «Margot», de Turina, el momento se torna en irrepetible, una estampa y un momento para dejarlo siempre en la memoria. Como cuando irrumpe ese impresionante «barco» que preside el Señor del Silencio en el desprecio de Herodes. La corporación de la calle Feria no dejó tiempo de retraso después del esfuerzo de la Estrella, que dejó el día cuadrado.

El Amor.
Entraba Jesús Despojado en su capilla mientras la cruz de guía del Amor se plantaba en Campana. La Plaza del Salvador, totalmente colmatada, había recibido anteriormente a las imágenes titulares de esta corporación mientras ya se retiraban los nazarenitos de la Borriquita tras cumplir con su sueño. El Cristo de Juan de Mesa fue dejando ese silencio a su paso en todo momento, dibujándose su perfil en la extraordinaria noche sevillana. La cofradía sin retrasos, como el día, cerró la jornada en Carrera Oficial con la majestuosidad de la Virgen del Socorro, elegante en su andar.

Domingo de Ramos que debe servir de ejemplo para todo lo que queda por venir. Que siga así el resto de la semana.

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