sábado, 4 de abril de 2009

La Mision











Los naranjos del barrio de Heliópolis casi no tenían azahar. El olor a cofradía clásica lo pusieron los más de 400 nazarenos que formaban el cortejo —se nota el incremento con respecto al año pasado, que estrenaban túnicas—. Una hermandad muy definida, con un estilo particular, que fue acompañada en todo momento por mucho público.

A los sones de las Cigarreras —con una exquisitez musical fuera de serie—, que interpretó un repertorio clásico, el misterio del encuentro del Cristo de la Misión con la Virgen del Amparo recorrió las calles aledañas al Claret, con Antonio y Manuel Santiago —su hijo—, como capataces.

Un colegio que convirtió a la corporación en la cofradía de los niños del Viernes de Dolores y probablemente de las vísperas, hasta la llegada del Domingo de Ramos, cuando el protagonismo infantil sea para la Borriquita. Muchos niños en sus tramos, una gran cantera para ir a la Catedral dentro de algunos años.

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