La capilla del Rosario acogió un año más el besapiés y besamanos al Cristo de las Aguas y a la Virgen del Mayor Dolor, ambos titulares de la hermandad de Las Aguas.
La estancia gozó, durante todo el día, de un gran discurrir de fieles y devotos que quisieron acercarse al lugar para ver de cerca, más si cabe, estas dos grandes imágenes.
Potencias
El Crucificado volvió a lucir, tras varias décadas sin hacerlo, un juego de potencias para la ocasión. Esto no sucedía desde que el restaurador Peláez del Espino, en su anterior intervención, ocultara los orificios de colocación en las sienes de la talla.
Gracias a los trabajos de Enrique Gutiérrez Carrasquilla, la imagen ha podido recuperar esta antigua estampa que pocos recuerdan en la corporación del Lunes Santo.
Mayor Dolor
Por otro lado, la dolorosa del Mayor Dolor apareció ataviada con un manto negro bordado, fiel al estilo que la cofradía ha impuesto en el vestir de esta imagen, acompañado de una saya en tonalidad morada.
La Virgen recuerda de esta forma a tiempos antiguos, donde la sobriedad era compatible con la elegancia, llegándose a reflejar en instantáneas como las siguientes.
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