El Cristo de la Salud, junto con la Virgen de la Luz, de la hermandad de la Carretería, permanecieron en devoto besamanos y besapiés, respectivamente, en su sede canónica: la capilla de las Tres Necesidades
La imagen del crucificado aparecía tumbado, a los pies de la Virgen, mientras que la dolorosa de la Luz se encontraba a sus espaldas, con su dulce mirada al cielo, bajo un dosel burdeos.
El culto gozo de la penumbra habitual que esta corporación sabe regalar en sus montajes, añadiendo una gran nube de incienso que envolvía la estancia, dando un mayor recogimiento a la escena.
Sin excesivo adorno floral, en su justa medida, la cera color tiniebla recubre todo el lugar, como símbolo de la muerte de Jesucristo.
Un año más, una gran multitud de fieles se acercó a la capilla del barrio del Arenal, convirtiéndose ya en uno de los actos más clásicos de la cuaresma sevillana.
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